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Por Nelson Vargas
En estos tiempos de tanta polarización, siempre será reconfortante observar la unión que los mexicanos tenemos. Lo sucedido en Acapulco y demás sitios de Guerrero azotados por el huracán Otis hace un par de semanas, es uno más de los duros golpes que hemos sufrido a lo largo de la historia.
Pero tal y como ha pasado con otro tipo de fenómenos meteorológicos como este o con los fuertes terremotos que han sacudido a nuestro país en diferentes ocasiones, siempre el pueblo mexicano se olvida de ideologías, de clases sociales y se dedica a ayudar.
Más allá de esperar el apoyo del gobierno, que siempre estará ahí sea como sea, la gente de nuestro país siempre se lanza a las calles o a donde quiera que tenga que ir para llevar la ayuda a quien lo necesita y eso, por supuesto, es algo que debemos valorar por siempre.
Ver las imágenes de un Acapulco devastado realmente nos entristece a muchos de nosotros, que hemos vivido grandes momentos en nuestras carreras o vida personal en eso bello lugar. Por eso es que debemos de seguir con la ayuda… Ya han pasado casi tres semanas y aunque las autoridades están ahí, la iniciativa privada siegue ahí y todos los que se han desplazado para ayudar están ahí, no podemos pensar que la labor se ha terminado. Esto desafortunadamente apenas empieza y por ello es que debemos de seguir pensando en cómo ayudar en lo que podamos a nuestros hermanos de Acapulco.
Se habla de que para poder tener de regreso a Acapulco a como estaba antes de que el huracán Otis pegara, pueden pasar años y es lamentable porque muchas, pero muchas familias viven del turismo. Y no solamente de la gente que vive ahí, sino de algunos municipios cercanos y comunidades cercanas que se desplazan hacia la zona turística para trabajar. Tenemos también que pensar qué es lo que va a pasar con esa gente porque por ahora es grandioso que la ayuda les llega para solventar las primeras necesidades, pero también hay que pensar en su futuro, hay que pensar en lo que viene para ellos.
Hoy, por ejemplo, la gente que trabajaba en los centros comerciales, la gente que trabajaba en las estéticas o restaurantes que han quedado destruidos, no tienen en donde trabajar, no saben qué van a hacer, no saben con qué van a mantener a su familia.
Y no están pidiendo solamente que les den dinero, sino que están pidiendo que les ayuden a encontrar alguna respuesta a esas preguntas en relación a lo que será su futuro, ya que como hemos dicho, para que regrese a la normalidad esta bella zona de nuestro país van a pasar algunos años, pero en esos años debemos de preguntarnos qué va a pasar con esta gente, con sus trabajos, con sus hijos, con las escuelas, con todo lo que tenían y que era parte de una vida que ya no será igual.
Para aquellos que perdieron a algún ser querido, siempre quedará la tristeza, siempre quedará marcada esa fecha como una de las más dolorosas para los guerrerenses y para esas familias, que ya no tendrán a la madre, al padre, al abuelo, a la abuela, al tío o al hijo para poder abrazarlos.
Hoy Acapulco necesita de todos nosotros y todos nosotros necesitamos que Acapulco se levante. Vamos a recuperar a Acapulco, porque es parte de nuestra historia, es parte de lo que representa México en el mundo y debe volver a brillar.