Londres.- Cuando Novak Djokovic cayó boca abajo sobre la polvorienta línea de fondo de la Pista Central al principio del cuarto set de la final de Wimbledon contra Carlos Alcaraz, por un segundo no pareció tener prisa por levantarse y reincorporarse a la batalla.
Por supuesto que lo hizo, porque no se tienen 23 títulos de Grand Slam en el banco eludiendo la lucha en momentos de crisis.
Pero esta vez, ni siquiera el espíritu guerrero del serbio de extremidades elásticas ni el superordenador de tenis alojado entre sus orejas pudieron impedir que la fuerza de la naturaleza al otro lado de la red le arrebatara el trono de Wimbledon.
En repetidas ocasiones, jóvenes aspirantes han intentado derribar a Djokovic en Wimbledon, sin conseguirlo.
Pero esta vez, el tenista de 36 años no pudo resistirse al más especial de todos, ya que Alcaraz, 16 años menor que él, completó una extraordinaria victoria por 1-6 7-6(6) 6-1 3-6 6-4 para convertirse en el ganador más joven desde Boris Becker en 1986 y en el tercer español en ganar el título tras Manuel Santana y Rafa Nadal. Se sintió como un momento sísmico en el tenis masculino.
“He ganado algunas finales épicas que estuve cerca de perder, así que es justo y merecido”, dijo a la prensa Djokovic, que salvó puntos de partido al vencer a Roger Federer en 2019.
“Mérito de Carlos, mostró un aplomo increíble en los momentos cruciales para jugar un tenis de ataque y cerrar el partido de la forma en que lo hizo. Algunos lamentos, tuve mis oportunidades, pero crédito para él”, apuntó. “Nunca he jugado contra un jugador como él. Es un jugador muy completo y demostró que es el mejor jugador del mundo”.