Hugo Martínez Zapata
Mauricio “Bronco” Lara sacó la maga, mostró el poder y se hizo acompañar cada momento de ese corazón de guerrero tan característico, para noquear en el séptimo round a Leigh Wood y de esta manera convertirse en campeón mundial Pluma AMB.
Lara (26-2-1, 19 ko’s) fue siempre agresivo, propuso la pelea en corto y arriesgó, buscaba conectar a la corta y media distancia, a pesar de ponerse en riesgo ante un Wood (25-3-0, 16 ko’s) que conectaba con frecuencia y poder.
Durante la primera parte de la pelea, el peleador inglés repitió golpes de poder y fue efectivo con sus combinaciones. Lara siguió con su plan de pelea de presionar, de ir al frente, de soltar poderosas derechas al rostro y al cuerpo, y combinarlas con izquierdas largas. Sabía que tarde o temprano, esa estrategia pagaría dividendos.
Y sucedió de manera repentina, imprevista y meteórica, hacia finales del séptimo round.
El choque era sumamente competitivo, ambos daban y recibían, tanto Wood como Lara tuvieron momentos de brillantez, hasta que en los últimos segundos de ese séptimo asalto, un gancho de zurda que tiró el “Bronco”, entró franco y preciso a la quijada de Wood, quien se fue a la lona de manera aparatosa, visiblemente lastimado.
El inglés se levantó, pero con piernas tambaleantes, su mirada perdida y sin coordinar sus movimientos. Aún en esas condiciones, el réferi iba a permitir que la pelea continuara, y justo cuando indicaba a los peleadores que se pusieran a boxear, le cayó la toalla desde la esquina de Wood, pidiendo la detención del combate.
El réferi no tuvo otro remedio que detener la pelea, y en ese momento, a los 2;54 minutos de ese séptimo asalto, Mauricio “Bronco” Lara se convertía en campeón del mundo.
El público despidió al mexicano con una ovación reconociendo su entrega y nivel, y Lara le cumplió a la afición mexicana. Fue a “agarrar al Diablo por los cuernos, y enterrarlo en su propia casa”.